Porque el saber no muere, sino inspira...
¡Oh, musas, despertad ahora! ¡No nos abandonéis aún!

jueves, 17 de julio de 2014

Los hechos del rey Arturo, de John Steinbeck

   He aquí una nueva microrreseña, al último libro que he leído: Los hechos del rey Arturo y sus nobles caballeros, de John Steinbeck, autor de Las uvas de la ira y De ratones y hombres, entre otros títulos.
   Se trata de una adaptación de la obra de Sir Thomas Malory (muerto en 1471) popularmente conocida como Le Morte d'Arthur. Si ya Malory realizó una compilación e interpretación propia de cuentos y leyendas -tanto franceses como ingleses- sobre Arturo, Lancelot, Ginebra y los caballeros de la Mesa Redonda, procedentes muchas de ellas de viejas historias celtas, esta vez es John Steinbeck quien interpreta la prosa de Malory y la adapta a los lectores de mitad del siglo XX, no sin un enorme trabajo de investigación previo, tal y como demuestran sus numerosas cartas a su editor y a su agente.
   Por desgracia, y desconozco la razón exacta, Steinbeck no terminó el ciclo artúrico, acabando su libro con "La noble historia de Lanzarote del Lago". Esto me lleva irremediablemente a acudir a otras versiones para averiguar qué sucede finalmente con Ginebra, Arturo y Lancelot, qué más fechorías prepara Morgan le Fay y cómo cumplirá Mordred con la profecía del mago Merlín.


   Se trata de una obra de aventuras, sí, pero de aventuras que responden a temas y preocupaciones que son eternos al ser humano: la búsqueda del poder, del amor, de la fama y la gloria. El mismo Steinbeck lo dice en una de sus cartas, al comparar los modernos héroes de nuestros Westerns a aquellos caballeros andantes que se batían en duelos y respetaban su código de honor -piedad ante el indefenso, protección de las damas, amor cortés y galantería, etc.- so pena de caer bajo una maldición de tipo griego, tal y como le pasa a Balin, el Caballero de las Dos Espadas, quien con un acto deplorable marca su destino para siempre.
   Algunos diálogos son dignos de enmarcar, algo que sorprende dada su antigüedad inescrutable. Tal el es caso de Merlín, cuando dice a Arturo, que acaba de ser derrotado por el caballero Sir Pellinore: "A todos, en alguna parte del mundo, nos aguarda la derrota. Algunos son destruídos por la derrota, y otros se hacen pequeños y mezquinos a través de la victoria. La grandeza vive en quien triunfa a la vez sobre la derrota y sobre la victoria".
   Un libro sobre héroes y villanos, sobre honor y deshonor, sobre sabiduría, piedad e inteligencia, sobre corrupción, magia negra y superación; un libro que nos presenta un ideal dentro de un mundo mucho más gris y sucio; un libro, en fin, cuyos ecos pueden aún hoy llegar hasta nosotros.

Saludos

lunes, 7 de julio de 2014

Primera microrreseña a Kundera

   He terminado la lectura de mi primer libro de Milan Kundera, La insoportable levedad del ser, y qué difícil es escribir al respecto.

   Se trata de una obra -y se trata de un autor- con mucho de filosofía y de psicología, aunque no me atrevería a afirmar que sea la suya una producción filosófica ni psicológica; se trata de una obra con mucho sentimiento, una obra -y aquí estoy más seguro- que clama al cielo y a los infiernos, que clama al ser humano.

   Se trata de un escritor que clama, sí, algo que sólo hacen quienes escriben de verdad. ¿Y cómo clama? Pues con asombrosa maestría, a través de personajes tan reales como nosotros mismos, tan familiares que también tendrán nuestro aprecio y nuestro desprecio, nuestra comprensión, nuestra empatía. Sus protagonistas son Kundera y somos nosotros; son cuanto podríamos ser y no somos, o cuanto ya fuimos, querríamos ser o descubrimos -¡vaya!- que en el fondo somos. Es un libro que enseña sin pretenderlo. Es un libro -y, de nuevo, un autor- que yo detecto sincero. No pretende mostrarnos nuestro destino, ni decirnos "¡tú puedes!" o "se más realista". Es un libro que nos habla desde el interior, mostrando todas las cartas de este mundo en el que vivimos, hoy y ahora, sin promesas, ni ataques, ni defensa; tan sólo una ventana como la que Tomás contempla al inicio de la obra, y que susurra que somos tú y yo, y los demás; que somos leves, tan leves como cualquier otra criatura viviente sobre la faz de la tierra. La afirmación es grave, pero flota ligera en el aire, y la respiramos cada día, como un continuo aviso a nuestra vanidad; como el latido que nos recuerda que estamos vivos y, al tiempo, que un día cesará.

   El ser, ¿qué es el ser? Nada más que eso, ser. Es lo leve y es la tragedia. Es la insoportable levedad del ser.


Saludos