El sentido de la lucha es la lucha misma, lo que crecemos a través de ella, y es también la cumbre que queremos alcanzar.
El esfuerzo y el sacrificio, son palabras denostadas hoy por muchos bienpensantes. Si una relación exige sacrificios, si conseguir algo exige renunciar a otras cosas, no es bueno, no es positivo para ellos/as. Porque, piensan, tú lo puedes tener todo. ¿Por qué renunciar a varias relaciones por relacionarte con una única persona? ¿Por qué tener un par de botas cuando puedes tener seis pares?
Me encuentro teniendo un pensamiento trasnochado (en relación al de mis contertulios) respecto a este tipo de cosas: somos seres limitados, por lo tanto nuestras elecciones tienen un 'coste de oportunidad', como dirían los economistas. Si escogemos realizar una carrera seguramente estaremos escogiendo no hacer otras cuatro; si escogemos viajar a Roma no podremos volar al mismo tiempo a París; si escogemos relacionarnos íntimamente con muchas personas quizás no estemos consiguiendo la misma profundidad que al quedarnos con una única elegida (mientras la llama dure, que ese es otro cantar).
Fotografía del autor. Horta de València |
Mientras tanta gente encuentra ventajas en esa especie de eslogan, "no renuncies a nada", yo aprecio sus desventajas. Me parece un subproducto de esta sociedad de consumo que te incita a creerte un dios del primer mundo, un dios que puede estar en todas partes a través de las redes sociales y tener conversaciones con múltiples personas a la vez gracias a su teléfono, o comprar todo tipo de cachivaches (qué bella palabra) y complementos, porque por qué renunciar a nada. Es el reflejo de la famosa frasecilla; nos convencen de que si puedes, quieres. Pues a mí me da que al mantener múltiples conversaciones no estás atendiendo a la principal, presente y física; que al querer documentar para el mundo tu viaje no dejas tu ADN en ningún lugar; que al comprar todo lo que puedes comprar acabas por no apreciar el valor de las cosas.