Porque el saber no muere, sino inspira...
¡Oh, musas, despertad ahora! ¡No nos abandonéis aún!

domingo, 30 de agosto de 2015

El nenúfar



   Existe un nenúfar acuático, simbólico y flotante, permanentemente verde, profeta de largas noches llenas de estrellas. El nenúfar se mece con la suavidad de un alma amiga sobre el agua, quien le confía sus secretos, hablándole de los hermosos peces cuyas escamas se tornan oro y plata al jugar con los postreros rayos de sol, que en vano intentan alcanzar un fondo escurridizo.

   Fondo que nadie observó jamás, salvo los ojos del pez, y de quien nadie escuchó su historia... sólo el florido nenúfar.


sábado, 22 de agosto de 2015

Otros*

  Sin duda sería maravilloso que existieran más lugares en los que poder beber té con hierbabuena, dulce y cálido. También se sirve frío, pero ardiendo favorece la paciencia: la discusión pausada si estás en compañía; el pensamiento calmo si bebes solo.

Fotografía de Santiago H. Gea

  Ojalá la belleza de otras culturas estuviese más presente en nuestras ciudades, pues el desconocimiento conduce al miedo, y vivimos demasiado ignorantes los unos de los otros en un mundo en el que los cuervos negros vuelan rápidos, de resultas que sólo conocemos del Otro su barbarie, y no su alegría, su infortunio ni su arte.
  Les teméis, bien lo sé. ¿Y acaso no nos temen ellos? Nuestra parte más visible son los drones y sus bombas cargadas de legitimidad democrática, de ficticia superioridad moral, que por sorpresa matan al ser amado. Ignorancia y miedo es la mezcla que da en violencia, la violencia de quien se siente impotente para comprender o ser comprendido. 
  ¡Quién viese a más gente sentarse con un té perfumado entre los dedos, sonriendo y bendiciendo la ocasión de poder hollar junto a esos Otros tan corto sendero!


La vida son colores, 
no uno sino ciento.

Quien se cansa de la vida
lleva muerte en las entrañas.




  * Entrada inspirada por una conversación, mantenida la noche anterior, con Sarah Martínez y John, nuestro amigo escocés.

viernes, 14 de agosto de 2015

Todo recto; no tiene pérdida


Señora. (De clase media) – ¿Se entra por aquí en El Cine de los Sueños?
Encargado. (Galante y servicial)  Por aquí se entra, señora. Todo recto; no tiene pérdida.

Autor. (Al lector)  Las gentes pronto creen que vuelan, al atravesar las puertas afelpadas e introducirse en la oscura y fresca sala. Súbitamente sienten el viento azotando sus rostros, agitando locamente sus vestidos. Llegado el punto se hacen uno y comparten la velocidad y el excitante vértigo hasta que todos lloran de la alegría. 
   Las gentes sueñan con que vuelan y lo siguen creyendo cuando dan con sus huesos en el fondo del abismo.


martes, 11 de agosto de 2015

Sin ideas somos hojas que se lleva el viento

   Así es, y nada más que eso. Pero si tener ideas es difícil, seguir en ellas, luchar por ellas, continuar ideando mientras barres o sirves o friegas o aguantas, es tarea de titanes. 

   Ideas, ¿qué ideas? No esperes que yo te cuente las mías. Este blog nació de una buena idea, y aquí sigue; no es mucho, tampoco es poco. Algo que tienen las ideas es que no son rápidas, y eso les quita todo el brillo multicolor y multipantalla al que la vida nos tiene acostumbrados -dichoso brillo...-; tampoco son oro, ni plata, ni diamante, aunque puedan llegar a convertirse en bienestar material; mas siempre, siempre, nos enriquecerán. Me refiero a que por tener una idea nadie te va a dar nada, y menos por llevarla a cabo con tu sangre y tu sudor; antes al contrario, quizá te pongan zancadillas, que las hay de muchos tipos. Esto es también parte del reto. Contra la idea se mueve todo, por eso vale la pena. 

   ¡Pero está bien así! Tomemos la frase del blog de esta semana, la del indomable Wilde: vivo con el terror de no ser incomprendido. Puedes estar seguro: si tu empeño resulta fácil de entender para todos, plato común y de olor familiar, algo va mal. Las buenas ideas tienen que ser, cuanto menos, pequeñas locuras. 
   
   Ideas... esas raras y pillas obsesiones. Es muy bueno, sí, tenerlas como obsesión -en el buen sentido, el de "obsesioncilla"-, para no sucumbir ante las dificultades del camino. Esa locura nuestra nos dará fuerzas, mientras nos cargamos las espaldas con cosas ajenas a ella, pero siempre en pos de ella; ahí reside el quid

   Por último: la libertad. Nadie nos obliga a seguir con nuestro proyecto, nadie nos da nada por él; no es por nadie ni para nadie -quizá para la gente, sí, pero no para entes concretos... no hay contrato ni deuda-; la idea es nuestra magia, nuestro orgullo, nuestra voluntad. 

   El ser humano está preparado para ello, pero se incapacita a sí mismo a través de sus años de insulso flote por los sistemas que nos vienen dados. Tened ideas, vivid en ellas, haced cosas con ellas, creced a través de ellas. Nadie, nunca, podrá quitaros eso.




Fotografía de Santiago H. Gea

Cántame tu idea, niña, 
que cuando cantas vuelas, 
vuelas,
que cuando vuelas, ríes, 
ríes, 
y quien te escucha 
siente el frescor
de río blanco
de alta montaña.

Montaña siempre verde, 
verde,
porque la miras, niña, 
con tus pestañas.