Tan
sólo compraría mi libertad, si pudiese. Desaparecer sólo dolería a unos pocos,
aunque no traumatizaría a ninguno. Ese mágico momento, cuando todos te buscan,
pero nadie te espera.
La respiración
acelerada no le permite pasar desapercibida. Realmente no quiere.
Es
lo que pasa con las fantasías alimentadas durante años: si al final no las
cumples, sientes que verdaderamente no estás viviendo.
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