La
función no ha empezado, el gentío es todavía gentío y no espectador silencioso. Serio, el actor asoma al
escenario que espera: aun no son uno. Muchos libros sobre una pequeña mesa: un
lector ausente. Las luces caen y el monólogo comienza: no, no es sólo una voz,
es un eco. Entre la risa, un dolor y una esperanza. Drama. Alberto San Juan: Autorretrato de un joven capitalista
español.
La trayectoria del desconocimiento hecha arte; hecha
grito, reflexión, susurro. Un recorrido de más de dos horas acerca de la
historia española reciente, una vivencia personal y una reflexión colectiva. Me
pondría muy metafórica, pero creo que no es necesario, no en este caso: es magnífica,
por qué no decirlo. San Juan propone la función a modo de diálogo –diálogo interior–: hasta dónde estamos
dispuestos a llegar; qué perder, qué cambiar. Qué parte de nuestros bienes
materiales somos capaces de rechazar por tener mayor capacidad de decisión
sobre nosotros mismos, la libertad inmaterial. ¡La verdad que duele, pero
que está ahí, al alcance de la mano, por mucho que trate de esconderse!
El actor habla de sí mismo al hilo del desarrollo del
contexto español; explica que su concienciación, su motivación para el cambio,
vino de la mano de encontrarse sin trabajo, viendo sus necesidades alteradas por causas externas. Entonces, el cuestionamiento
del sistema democrático y la
posterior pregunta: hasta dónde somos nosotros cómplices, ¡o ciegos! Con la
gracia que le caracteriza, narra la configuración del sistema donde nos
encontramos inmersos, desarrollando un eje cronológico desde finales de los años 60 hasta
la actualidad: los actores, los hechos, la manipulación.
Aun siendo una crítica muy mordaz, es tremendamente
divertida, inspiradora; yo la viví con emoción, suspendida entre el guiño de la
rebeldía hecha risa y la triste
frustración de quien se siente partícipe de su propio engaño. Pero ahí es a
dónde quiere llevarnos San Juan: a
revolucionarnos con el humor, a concienciarnos; soplan los primeros vientos desde
el teatro. Del escenario a la calle, este es el arte que a mí me gusta. Llévame
al teatro, San Juan.
Entre los libros que Alberto San Juan ha leído, nombra uno especialmente: "Soberanos e intervenidos", del valenciano Joan E. Garcés, quien fue colaborador estrecho del presidente Salvador Allende. Está editado por SigloXXI, para quien pueda interesar. Nosotros ya lo tenemos; probablemente dé para alguna entrada.
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