Cantan los cielos en primavera con tonos suaves, con notas verdes y de cadencia alegre, con algo de rojo y de amarillo y de blanco y de algodón. Los bosques ya no asustan, las fieras no se esconden, los mirlos se responden y vibra la pasión. En el dulce río, entre los ligeros trinos, flota una muchacha de bella sonrisa, un ramo de flores en su mano fría. Y se deshace, pétalo a pétalo.
Inspirado en ‘Ophelia’ de John Everett Millais, 1851
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