Porque el saber no muere, sino inspira...
¡Oh, musas, despertad ahora! ¡No nos abandonéis aún!

viernes, 28 de julio de 2017

Cantiga sureña


Si fuésemos los hijos
de un dios solar;
el mismo que calienta nuestras nucas
cariñoso.
Si le adorásemos como merece,
quizás entonces
nuestros espíritus vibrasen
como las cuerdas de guitarra
y nos lanzásemos
al asalto de la cargada diligencia
y a la revolución.

El calor forja el metal
Fotografía del autor. Benimaclet, Valencia
y la rebeldía.
Torna lo insípido en sabroso.
Pero nosotros
habitantes de una tierra seca;
nosotros cambiamos de dioses.
Le rezamos al dinero y al trabajo,
al crédito y al auto,
al teléfono,
a todo aquello que nos permite hablar
sin vernos,
ahorrar tiempo de vida
y entregárselo al producto.
En resumen:
morir más raudos.

La filosofía del frío nos ha calado
un poco a todos.
Las dosis son constantes y producen
adicción.
Vemos a los triunfadores
del dios moneda
venir al Sur a disfrutar
de un sol que les abrasa,
y trabajamos duro
bajo el mismo Sol
para obtener
más pizcas
de su dinero.

Migajas
y aprobación.

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