La vida se presenta con flores
de otro mundo;
de otro mundo externo al tuyo
que toma la realidad al asalto,
cambia las viejas leyes,
las vuelve absurdas.
La vida se abre
a extrañas posibilidades.
La inquietud se convierte en
la única forma posible.
El universo se retuerce.
Rayos cósmicos color topacio
derriban las ciudades de
seguros basamentos
y el poeta siente el primitivo placer
de ver morir lo viejo.
La mujer que es poderosa es
destructora y es dadora
de vida;
nada escapa a su toque
que es, como el de la marea,
básico e irresistible
por más que calmo nos parezca.
En la vida aparecen flores
que nos destruyen en mil pedazos,
que nos pierden y que nos dicen:
‘Y ahora,
levántate’
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