Porque el saber no muere, sino inspira...
¡Oh, musas, despertad ahora! ¡No nos abandonéis aún!

miércoles, 18 de octubre de 2017

El fumador nocturno


El fumador nocturno
lucía espesos bigotes
llenos de alambres irregulares.
Su novia siempre le dijo
que en otra vida debió ser gato;
fue antes de dejarle
para juntarse con perros.

Su misión era ahora simple:
observar tras un periódico,
un árbol o farola,
a aquellos dignos de ser vigilados
por tan profesional cotilla.

La pantalla de humo de un cigarro
o el vapor del café ardiente
sobre el frío seco de la noche
se interponían como velo protector
entre él y su presa
-ya que es predador, el gato-
y le hacía figurarse en realidad paralela,
al otro lado de un espejo,
invisible a los ojos que hacia allí mirasen.


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