¿Qué sucede cuando un país que hizo de Ares su referente se encuentra abocado a la transformación por la derrota? ¿Qué conflictos pueden surgir entre aquellos beneficiarios de la vieja política y quienes, ahora, buscan encabezar la nueva?
Estas desavenencias del Japón de la postguerra son las que Kazuo Ishiguro nos permitirá entrever en suspensión -y con la sutileza que caracteriza a los mejores autores de su género- sobre las respetuosas conversaciones de familiares y amigos, así como a través del trato entre artistas, o entre unos discípulos y su sensei. "Quizá nos equivocamos, pero hicimos lo que creímos correcto bajo aquellas circunstancias", es la defensa que el anciano protagonista esgrime frente a las no siempre veladas críticas que parecen arrojarle las nuevas generaciones.
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