Porque el saber no muere, sino inspira...
¡Oh, musas, despertad ahora! ¡No nos abandonéis aún!

viernes, 8 de enero de 2016

Un gusto a almendras amargas, de Hella S. Hasse


El prefecto que oculta su inseguridad tras su fe en las leyes y en el nuevo dios del Imperio. El poeta que ha de conocer la derrota y la larga caída social para entender. Gente que sobrevive, gente que engaña, gente que se mantiene fiel a sus viejos ideales -o a sus viejos dioses. Un crimen contra el Estado y la religión. Un juicio. Recuerdos no sellados que vuelven con persistencia y figura humana a asaltar existencias que se figuran seguras. La Roma de Honorio y Estilicón, del cristianismo ya alejado de su origen, del ocaso y la decadencia anunciada.

Vista desde el castillo de Saetabis Augusta, hoy Xàtiva (fotografía del autor)

No hay comentarios:

Publicar un comentario