Tras dos semanas esperando la salida del Sol, me siento
incapaz de enfrentarme a él. Hoy es un día rojo. El pelo se me ha secado, la
brisa sureña ha debido abandonarme. Nadie baila ya aquí dentro. A ras de suelo
tan sólo pienso en las horas muertas de mis piernas, que sufren sus
deformidades. Pero todavía miro mis dedos y me dicen ‘elevamos sueños’.
Porque el saber no muere, sino inspira...
¡Oh, musas, despertad ahora! ¡No nos abandonéis aún!
sábado, 23 de mayo de 2015
Reflexiones de un pedazo de carne
Sillas alineadas color cemento.
No,
su tono es menos vivo.
Sillas alineadas frente a una mesa,
también color pseudocemento.
Carne ahogada en condimento,
escuchando al trozo parlante;
dirigiendo su atención,
sus miradas y envidias,
al pedazo de carne cantante.
Todos cachos de carne
perecedera,
que se piensan muy pensantes,
más que nadie, ergo sum,
y olvidan que no son más
que potenciales hamburguesas,
soñando entre el cemento
con glorias vanas.
¡Comida rápida!
y tempus fugit.
Apresúrate a triunfar,
tocino ilustre.
lunes, 18 de mayo de 2015
Incorregible
Me dice que soy
incorregible: no quiero tener nada mío, ni siquiera recuerdos. Cuando deje de
tener miedo a escribir, formularé grandes historias… ¿Quiero?
El camarero del bar
de abajo se siente atraído por mí; bajo la lluvia, al sol, a la noche fría de
dolor de manos. Me pregunto qué podrá encontrar atractivo de unos paseos tan
aburridos, de mi chándal negro, de mi cara triste, de mi falta de estómago. Sí,
a la vida hay que echarle estómago, con el alma no basta.
*Texto seleccionado para la primera antología del concurso de microcuentos de 'Ediciones con Talento'.
sábado, 9 de mayo de 2015
El subterráneo metro
El subterráneo
metro, con su constante olor a rancio me devuelve a la realidad humana: esas
caras apáticas, de sufrimiento subvertido, incluso ignorado… incluso
indefinido. Soy poeta, soy cantante de un grupo de rock profundo, pero voy
sentada en el metro y comparto un estado con mis semejantes: estoy estática.
En la incesante
búsqueda de la expresividad, que muere en el deseo. El miedo a ser
verdaderamente creativo, en la creación del propio ser. Modelarnos a nosotros
mismos. Entre el rojo y el negro.
Somos una triste
orgía de sentimientos (des)enfrentados.
miércoles, 6 de mayo de 2015
Microrreseña a un pequeño mundo
Un libro ajeno a muchas cosas, y familiar a tantas otras: es esta la mejor y la única definición que se me ocurre para Sophie's World ("El mundo de Sofía", Sofies verden), del noruego Jostein Gaarder.
Desde luego, propende a un acercamiento -o, como en mi caso, repaso- a la historia de la filosofía, más que nada occidental, aunque algo de Oriente toque. Pero no solo es eso, ya que conforme te adentras más y más en las clases del misterioso Alberto, y una vez tu mente ya ha sido convencida -si necesitaba serlo- del beneficio de estar abierta a toda duda, tan extraños sucesos acontecen que te hacen plantearte el significado de la realidad, del yo y del todo. Creo pues que es esta una lectura interesante no únicamente para aquellos jóvenes que deseen sumergirse en el mundo del cogito, esquivando en el proceso los tedios tantas veces inherentes a nuestras aulas y libros de texto, sino también para quienes, sencillamente, adoren la filosofía y los rompecabezas alzatestas -que son los mismos que, por su extraña naturaleza, te hacen levantar la mirada del papel para echar un vistazo en derredor y asegurarte así de que todo, sea lo que sea lo que todo signifique, continúa en su acostumbrado sitio.
Quizás seas tú el desplazado.
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