El mar sigue en calma.
El intelectual, abrumado
por la soledad y lo mediocre,
echa de menos a la Dama Carmesí
que en el barro le una
con sus semejantes.
El peligro de que las llamas
decidan abrasar y consumirse.
El daño de la ausencia de horizonte,
¿no lo oís?
Es el ruido del Catorce.
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